lunes, mayo 22, 2006

José Martí. El gran desconocido.(*)

© Ángel Luis Martínez Acosta
Caleidoscopio

José Martí es un gran misterio: todo en él lo es. Dice mucho cuando habla; quizá dice más cuando a veces calla: "¡Qué ventura, que no me entiendan! Y ¡qué dolor, si me entendiesen!" [1]

Pienso que el mayor encanto que ejerce Martí sobre todos los que nos acercamos al estudio de sus ideas es precisamente el misterio que le rodea, la sensación de que sus palabras, por insignificantes que parezcan, encierran un mensaje, oculto para quienes su obra es sólo objeto de curiosidad pasajera o simple modo de coleccionar frases que sustituyan al estudio metódico y ordenado. Y por eso mismo creo que fue precisamente él quien puso el mayor empeño en velar una parte importante de sus más profundas ideas.

Para quienes se acercan por primera vez a su obra a través de sus discursos o artículos lo primero que salta a la vista es el lenguaje tan cargado de símbolos y de metáforas que muchas veces deviene en obtuso creándose la impresión de que no habló para las mayorías. Queda la duda permanente de no haber entendido sus palabras aún en aquellos pasajes que aparentemente son fácilmente comprensibles. Encontraremos múltiples citas y frases que podrán ser empleadas en su sentido literal en las más disímiles situaciones, pero en la medida en que avanzamos en el conocimiento de su obra escrita, nos queda siempre la impresión de no haber llegado a conocer el espíritu que anida en su interior y que es la fuente de donde emana toda su fuerza...

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